Yo estoy seguro que la gente cuando camina por la ciudad mira el suelo no por pena, si no porque no ha encontrado la mirada de otra persona en la cual reflejarse, mirarse a los ojos y decirle que fue una suerte encontrarla en medio del todo/nada. La gente mira al suelo porque las unicas certezas en la ciudad son los pasos que otros han dado antes que el, por lo que un camino fijo y calculado en un pie delante del otro nos convierte en entes seguros de lo que hacemos y de donde vamos. En cierta forma es un miedo tremendo a lo incalculado, al azaroso encuentro con lo que no buscabamos, aun cuando lo anhelamos en contextos bien definidos por nuestras distinciones.
Hace ya un par de semanas mis audifonos terminaron por morir en el intento de mi incesante musicalización "de un punto a otro". Desde ese dia empezé a poner un poco más de atención a lo que me rodeaba, dejando de mirar mis pasos y buscando algunos ojos. Recuerdo que hace un par de meses, durante las sesiones de "Cofee and Cigarrets and Joints" con mi entonces vecino de casa hablabamos de que el azar, las probabilidades de encontrarse con la diferencia, radicaban en el recorrido de que hagas. Y en todas las facetas. Caminar de un punto a otro no disminuye el azar, si no más bien lo parcela en probabilidades. Detenerse 5 segundos y ver que pasa detras de tus pasos lograría encontrarse con otra realidad, pués aquel montaje que produce el cotidiano es cambiado para el transeunte que te sigue. Ordas de tramoyas cambian la posición de los edificios, los actores que dejaste atras pasan de las bancas a las tiendas, los niños dejan de aspirar neopren y comen helado con sus abuelas y las madres se disfrazan de espectadores de una banda folclorica que antes eran los guardias de seguridad de las tiendas comerciales. Y mientras tomabamos café, fumabamos cigarros y joints estabamos encerrados en una pieza de 2.50 por 3 metros, creando una mitología del afuera.
Cuando la ciudad se mueve, se trasviste, no miramos hacia atras, pues el pudor de verla desnuda nos transforma en los puritanos caminantes del recorrido cotidiano. Entonces el azar se nos aparece en el camino para demostrarnos la inoperancia del que está siendo actor de nuestra realidad. Encontrarse con el otro, con ese que miramos de reojo en la esquina anterior y que se equivocó en su traslado, ese que confundió nuestro guión implicito con el guión del que viene a una cuadra más atrás, al cual nos acercamos a hablarle solo por la curiosidad de saber quien es rompe ese mundo lleno de fachadas falsas y su confusión hace que tenga que inventar un guión a la rapida para crear un mundo mágico paralelo, circunstancial y a la vez efimero, donde los pensadores de nuestras vidas tienen que borrar sus pronosticos con el codo y reescribir la historia una vez más. El azar de encontrarse, de hablar temas en común e interrumpir intencionalmente la lógica preescrita, es la oportunidad de poner a prueba a los sabios, a los creativos en base a las falencias de sus actores, de acabar por un rato con el guión y empezar a hacer teatro del absurdo, porque no hay nada más absurdo hoy en dia que interrumpir el paso del otro solo por simple curiosidad. Imagina que por un momento detienes al otro que mira el suelo o una vitrina, y le dices algo asi como "Hola" o "Sabes? no pude dejar de ver lo que haces". Dejar de mirar por un momento a tu profesor, no obedecerlo y llamar al otro a imaginar una nueva vida, todo gracias a la potencialidad de lo politicamente incorrecto. Llenar los espacios de nuevos significados, llenar la memoria de eventos fortuitos y nuevas conversaciones; en el fondo, conocer al otro. Eso sería hacer que los propios personajes de la escena en la que vivimos conversaran de la diferencia, de la música que no escuchan o de las ideas que no tienen, pero que se acercan a las tuyas.
Gracias a eso hace un par de dias atrás me encontré con una sorpresa, una maravillosa inoperancia de los guiones que creen que lo pueden determinar todo. El azar no está en lo que pasa alrededor, si no más bien en la capacidad de alterar lo lógico definido en la distancia de lo uno con lo otro, aún cuando ambos tengan mucho en común. El azar de que, entre tanto numero y preguntas, dos personas quieran hablar de arte, y más aún, de que lleguen a hablar del tema es algo que no podemos dejar pasar, aunque las reglas pesen despues sobre nosotros negandonos una nueva oportunidad de encontrarnos en el mismo lugar, porque ese escenario ya fue desmontado en post de otros guiones. En noches de Domingo las calles estan llenas de actores ensayando las escenas de la semana que viene. La obra debe ser perfecta, puesto que si el azar continua haciendose real las ideas de los sabios acabarían. Esmeremonos entonces en hablarle al otro, en seguir buscando nuevas oportunidades de cambiar las cosas porque, si eso sigue pasando, los guionistas se retiraran y nos dejaran crear el guión que queremos escribir juntos desde el dia que nos conocimos.
Hasta la proxima
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