viernes, 1 de junio de 2007

El Baúl de los recuerdos

No se el porqué de la siguiente situación, supongo que necesitaba solo escribir, pero anoche revisando algunos papeles y empezando la dificil misión de ver que te llevas y que dejas de una casa de la que te vas, me encontré con una hoja impresa de hace ya casi un año que tenía un pequeño escrito sobre mis sensaciones durante el mundial de futbol del año pasado. No recuerdo muy bien para quien (o porqué) estaba escrito, pero aqui está...

Yo no Yogo Bonito.

No me considero un futbolero de aquellos que saben los nombres, historias, anécdotas del 60 o esas cosas. Tampoco soy el gran admirador promedio que se alucina con cada pelota o diente del que Ronaldihno hace gala, las tapadas de tal arquero o los goles de cual delantero. Pero gran parte de la gente que conozco si, y eso en este momento es un gran conflicto.

Para ser sincero, mis amigas saben más de futbol que yo, lo cual me denomina en la escala evolutiva del macho como un Homo Arquerum cada vez que me invitan a jugar futbol. Es extraña la sensación que siento hoy en dia en torno a la masividad que ha tenido este mundial de Futbol. Se supone que los medios de comunicación son tolerantes, pluraristas y muy respetuosos de la democracia, pero parece ser que no todas las decisiones (por muy banales que sean) son bienvenidas. No puedo mirar 10 minutos la tv sin que me aparezca algun jugador que firmó un millonario contrato con una bebida (que obviamente no tomaré), o escuchar la radio sin que un aviso publicitario me invite a ver futbol encerrado en un gran mall (al cual no iré) donde todo tiene descuentos y promociones que supongo que no son tan necesarios para mi vida (salvo esas pastillas para dormir que tiene Salcobrand), o salir a la calle sin ver un aviso que tenga una pelota o un concepto futbolero de por medio.

No tengo odio contra la gente que me rodea. Han esperado 4 años para ver a los mejores juntos. Tampoco al mercado, que solo cambia las caras o las circunstancias, pero en el fondo sigue haciendo el mismo bombardeo publicitario que hace a diario. A los periodistas los mandan a cubrir las noticias, el Pelao Acosta despues de todo sacó con dignidad el buque a flote. Parece que el odio es conmigo mismo, por mi falta de definición en algo tan sencillo como seguirle el ritmo a un juego (les juro que si hubriese practicado basquetball no estaria escribiendo esto, estaria jugando), algo que para los especialistas es parte esencial de la socialización de los niños. Creo que lo que tengo que hacer en este mes que queda es pedir disculpas por la automarginación del cual estoy siendo apuntado. Disculpas por al menos no hablar de otros deportes, disculpas por no entender sus pasiones, porque entre las mias nunca estarán Israel o Carcuro comentándolas.