viernes, 19 de octubre de 2007

Conciertos Cotidianos

Todo el mundo tiene derecho a expresarse libremente pero nadie tiene la obligación de escuchar lo que se expresa.

Esa es una máxima que se ejerce sin darnos cuenta diariamente por las calles de Concepción, específicamente en el sector que va entre la Plaza de Armas y Tribunales, ese paseo donde los gritos desaforados de “¡¡¡¡Películas, juegos, música!!!!” crean un concierto sin ensayos ni estudios. Algunos músicos improvisan, DVD en mano, coreografías acercándose a la gente al ritmo de los pasos ajenos de su público/cliente, pero solo logran coordinarse con un movimiento de fuga que representa el fin de la obra y el silencio expresado en una severa marcha militar vestida de verde. Del silencio solo se salvan los gritos vociferantes y bastardos de la salvación eterna que impregna el ritmo pedante y violento que nos hace huir del lugar.

A Mozart, la religión y el estado le censuraban obras. Vaya a saber uno la cantidad de genios censurados que se llevan presos todos los días entre Plaza de Armas y Tribunales sin haberlos escuchado antes.


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