Declaración Pública.

A mis amigos, a mis compañeros, a la gente que crea que esto es importante.

Hoy, Lunes 7 de Abril del año 2008, a casi una semana de haber terminado (al menos en lo formal) mi vida universitaria en la Universidad de Concepción quisiera hacer hincapié en un evento que a mi modo de entender determina casi simbólicamente las relaciones que suelen establecerse entre profesor y alumno, o en este caso, entre iguales en procesos diferentes. No digo que esto sea efectivo a todas las relaciones (me llevaré muy buenos recuerdos de las personas que realmente se interesaron en mi desarrollo y en mi trabajo) pero los vicios de algunos muchas veces terminan por ser tema que opaca al resto.

El Miercoles 2 de Abril, alrededor de las 6 de las tarde, escuché (sin proponermelo) un comentario que atañe a mi defensa de tesis sucedida un dia antes a la misma hora. Tras una puerta escuché una frase que mi memoria guarda fielmente: "Ayer, un salvaje tuvo a los profesores hasta las 8"; esta fue dicha por un profesor que ha tenido cargos importantes al interior del Departamento y que es un referente en el presente de la carrera. Yo no quisiera caer en comparaciones o en palabras descalificadoras hacia su persona porque, en el fondo, no es necesario pagar con la misma moneda algo que es totalmente censurable; más allá que para muchos esta queja pueda sonar como una pataleta, lo concreto es que esto es una forma de como este profesor suele dirigirse a sus alumnos.

Quisiera hacer retórica sobre la palabra "salvaje" que en este caso es un concepto que se vale de una descalificación gratuita y propia de quienes creen que por su posición académica pueden usar sus "conocimientos" como muralla inpenetrable. El concepto en cuestión refiere a la extensión de mi defensa (que se alargó por más de dos horas) donde se discutió la importancia del concepto de ciudadanía en las organizaciones sociales que se autodefinen como "ciudadanos"; si fuera por extensión temporal habría que tachar de salvajes a los que han participado de la transición política chilena a la democracia o a quienes han intentado desarrollar un nicho de investigación sociológica a propósito de la "ciudadanía" durante esta década sin siquiera definir ese concepto. Como sea, lo concreto es que hay algo que me da vueltas y que es bueno de tomar en cuenta a esta altura: definir a alguien como "salvaje" es definir igualmente una situación de "civilización" que a continuación pasaremos a definir y a analizar.

Ser civilizado es, para este participante de la academia y por lo tanto situado en esa posición de poder vertical lo siguiente:

- Escribir un libro que usa la ciudadanía como base teórica sin definirla y a posterior hablar de participación ciudadana en el contexto de políticas públicas que se valen de una autoreferencia respecto de los productos que pueda generar expresando asi una situación de funcionalidad a las pautas de desarrollo económico, político y social por parte de la "ciudadanía". Es asi como estimo impropio (la memoria disponible para todos asi lo explica) usar conceptos progresistas sin tener en claro cual es su rol; más aún es esta generación "progre" la que ha hasta invalidado un potencial de acción política para las propias personas, valiéndose de una posición académica intelectual que lo unico que ha logrado hasta ahora es separar lo social de lo académico (en su no aplicabilidad de la segunda en las políticas públicas chilenas). Un libro que asume una "ciudadanía" también debería estar al tanto de la situación contraactual de la oportunidad y calidad de participación, de no ser así, no es más que un compendio de pretenciones inmobilizadas desde los años setenta.

- Hablar largo y tendido sobre la democratización de las instituciones universitarias, sobre el financiamiento de la esta y por lo tanto del acceso universal a quienes tengan la capacidad y el potencial de lograr algo para el país en los escenarios de movilizaciones estudiantiles es una cosa visible. Aún así podemos ver, en casos como este académico, ejemplos concretos: grandes dossieres (compendios de lecturas) que no se encuentran en Internet y que solían llegar a la suma de 7.000 pesos en promedio; estas lecturas solo se encuentran en la biblioteca del propio académico pues por su antiguedad (en muchos casos de hasta diez años desde su publicación) no se encuentran a disposición en Internet. La duda es clara frenta a esto es clara: Estoy en la universidad y aún así no puedo pagar los conocimientos que se me pueden entregar ¿Es esto lógico de alguien que apela a que el dinero no puede ser una traba para estudiar? Esto se repite en varios casos, pero he aquí la diferencia: Esos textos son obligatorios, se evalúa sus lecturas y su conocimiento; en ningún caso su comprensión.

- Tener un dominio tal de un tema que sus argumentos y su estudio se han repetido desde hace diez años sin ningún cambio. Muchas veces las investigaciones, las teorías y los análisis del contexto mundial del desarrollo social presentan cambios y nuevas situaciones que no se hacen efectivas en la situación ideal de su estudio: la academia. ¿Como esperar entonces un cambio en la manera en la que pensamos la realidad actual con marcos que ya han sido superados o son incompletos a la potencialidad de los normales cambios sociales actuales?

La civilización y la barbarie ha sido un tema extenso y terrible sobretodo cuando esto se repite no solo entre Europa/Norteamérica y el resto del mundo, si no cuando esta se reproduce al interior de la propia barbarie. Podría considerarme un salvaje en relación con una realidad que reconoceré en el trabajo y la investigación de aquí en adelante pero eso no es excusa para usarlo gratuitamente a personas que en definitiva buscan un avance en los estudios sociales; la barbarie es, en el fondo, una situación de absoluto despojo de un conocimiento sobre la realidad actual en un contexto específico; barbarie es enseñar de una manera donde el respeto, la consecuencia y la necesidad de seguir avanzado en el conocimiento no están. Barbarie es queres avalar un status quo con herramientas que resultan siendo violentas y desproporcionadas en relación con personas que desean plantear una discusión abierta sobre un tema más allá de su extensión temporal. Es así que una vez saliendo de la academia donde la civilización se hacen efectiva caben algunas dudas claves:

¿Acaso la civilización no pudo cumplir su objetivo de domesticar a estos salvajes?

¿Acaso los salvajes, como personas, no somos capaces de avanzar más allá de lo que la civilización ha hecho hasta ahora?

¿Vale la pena definir a alguien en la barbarie aún cuando su posición efectiva en el mundo (Latinoamérica, Chile, Concepción) nos hace tan salvajes como potenciales nuevos aires y reivindicación?

Es necesario remar para el mismo lado aun cuando exista gente que pretende cuidarse la espalda antes de avanzar. Ya es cosa de ellos no dar un paso al frente: quedarán atras en la medida que nosotros, los salvajes, avancemos a un analisis de la realidad que le haga honor a la situación. Ser salvajes dá lo mismo. Ser consecuentes, abiertos y propositivos sin pasar a llevar (gratuitamente) a otros demuestra nuestra civilización o al menos nuestra versión de ella.

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