La Vida me Mata

Podría jactarme de haber ido a ver el regreso de Soda Stereo, pero no lo voy a hacer porque no fuí. En vez de eso podría dármelas de neo-hip intelectual comentando la visita que nos dimos con Andrea a la versión de este año de la Feria del Libro de Santiago y criticando la importancia que tienen los libros basura de Coehlo y otros en desmedro de la falta de otros libros y editoriales como Paidos que no participaron del evento. No haré esto último porque mi trauma de haberme perdido camino a la Estación Mapocho me tiene un poco desconcertado de mi futuro como ciudadano común y corriente. No alcanzé a ver a Bjork, Travis y el Fenix Festival no me llamaron mucho la atención porque el público era radicalmente diferente hoy a los que los escuchabamos antes y sin duda las generaciones y sus diferencias están cada vez más marcadas.

Como sea, la situación es particular para mi en este momento. Un hombre como yo y sus declaraciones como "cualquier forma de patriotismo es fascismo" carga con un peso más o menos ingrato: ser consecuente y posmoderno. No digo que en algún caso la posición sea incomoda, pero que quede de manifiesto que tanto las personas como todo lo demás presionan para volver a un estado ideal de tranquilidad y respeto a las instituciones. Peor aún cuando, finalmente, uno termina por ponerse una bandera en el pecho porque ves cierta constante que te agrada. Es lo que me pasa hoy en día con la seguidilla de estrenos de directores y equipos jóvenes que enfundados con camara en mano, guiones escritos entre amigos, mucha influencia del cine independiente y mucha rotación en festivales de cine internaciones gracias a los fondos mayoritariamente internaciones a los que postulas y (por suerte) ganan. Así, con estas nuevas experiencias, es un agrado saber que tendrán rotación en los cines chilenos solo por su nacionalidad.

Peliculas que apelan a interpretar sensaciones fuera de los contenidos más comunes que hemos visto del cine chileno, con ideas abstractas y lejos de la marginalidad. Puede que Machuca sea un hito y que las dos versiones del Chacotero Sentimental terminen por hablar de un cine comercial chileno basado en la realidad de la clase media, pero la emergencia de ese otro cine, el premiado por los circulos menos institucionales y cuyo publico objetivo no es otro que el que se maravilla con las historias de locura de Wes Anderson, la artesanía Michel Gondry o el latente feminismo de Sophia Coppola. Es lo que sentí al ver a la poca gente que estaba el Lunes pasado en la Sala del Cine Hoyts de Ahumada, en Santiago.

"La vida me mata" es, a grandes rasgos, una obra mentirosa en su titulo pero sincera y sin pretenciones en su guión y sus personajes. Si bien el nombre de la pelicula es pesimista, después de haberla visto no es otra cosa que un ironía bien planteada entre las múltiples sacadas de lengua que presenta la historia. Gaspar (Gabriel Díaz) es un camarografo decaido y con tendencias suicidas después de la muerte de su hermano que, por el azar, se encuentra con Alvaro (un rescatable Diego Muñoz) a lo largo del rodaje de un cortometraje llamado "La Vida me Mata" de esos que funcionan más como ejercicio del ego de Susana (Claudia Celedón, solida en el papel) que como una buena obra. Las historias se comparten a partir del tema de la muerte y sus muchas maneras de entenderla, desde el miedo hasta la retórica que la hace una experiencia. Ya lo decía Jorge Drexler: "La muerte es ley de vida". La dirección de Sebastán Silva (CHC, entre sus multiples iniciativas) es impecable en terminos estéticos y de ambiente y el guión que comparte con Pedro Peirano (Planz Z, 31 minutos) pareciera haber salido de una conversación, de un carrete que terminó por crear una historia que golpea por su energía y claridad.

Merecimientos aparte para Amparo Noguera, Bélgica Castro (como La Muerte) y Alejandro Sieveking, un trio que se funde entre la desazón y presente congelado en un final que nunca llega y a Ramon Llao con Catalina Saavedra como una pareja "diferente" por decir algo que no suene clasificador. Así también la pagina oficial del la pelicula con un montón de material que transmite la onda amable y sencilla en la que esta obra se concebió. Para los que la vean en el cine, no olviden quedarse hasta después de los créditos.

Finalmente, la pelicula nos deja planteada una sensación muy particular ¿Es la muerte finalmente algo que nos tenga que preocupar de sobremanera aunque nos golpeé con notoria fuerza? Si bien las sensaciones que trae este hecho son extermadamente duras la pelicula nos entrega tantas formas de entenderlas que terminamos por quedar satisfechos de haber estado con vida para verla. Así de conciso, como la pelicula, como la muerte, como la vida.

Trailer "La Vida me Mata" Chile, 2007

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